Dos cosas preocupan a la militancia de Acción Nacional respecto a sus
candidatos a puestos de elección y plurinominales: los procesos de
selección interna y el perfil de los candidatos frente a la opinión
ciudadana.
Decir que hay una crisis en el PAN no es nada nuevo, es asunto del
dominio público. Tan lo es, que el proceso de selección/designación de
candidatos preocupa a propios y extraños, por muchas malas experiencias
(las buenas se olvidan).
¿Por qué? Porque hay suficientes (para no decir demasiados) ejemplos
de incompetentes, deshonestos, corruptos e irresponsables, que ocupan
cargos de elección y que supuestamente representan al PAN, tanto en
legislaturas como en gobiernos municipales, delegacionales y estatales
(los hubo cuando gobernamos la República también).
No hay duda de que el PAN ha dado, por medio de elecciones y
directamente, posiciones de poder a muchos buenos y excelentes
ciudadanos, miembros o no del Partido. Pero como acabo de señalar,
también a gente indeseable, esa que luego ha dado mala fama al mismo
Partido, al ser señalados como corruptos o incompetentes, sobre todo.
No debemos descartar que en algunos casos en que funcionarios y
legisladores panistas han sido señalados o acusados de irregularidades,
desde leves hasta graves, son auténticas calumnias para desprestigiar al
Partido frente a los electores, sobre todo, cuando las acusaciones
provienen de otros partidos y sus corifeos en los medios de difusión.
¿Qué es lo que debe hacer el Partido en sus comités y órganos de
gobierno? Depurar y transparentar su selección de candidatos, de tal
manera que quienes lleguen a representar a la población en legislaturas o
en la administración pública, sean honestos y capaces.
No es tampoco ningún secreto, pues conocemos públicamente los
resultados, que en la selección de candidatos panistas ha habido
arreglos tortuosos, amiguismo, “cuatismo”, amarre de posiciones de poder
y pago de facturas de apoyos en otras actividades o en las campañas,
básicamente en dinero fuera de control legal y en uso de redes de
relaciones políticas de apoyo para ganar votos ilegal o inmoralmente.
No es posible, para el éxito electoral y supervivencia del panismo,
que se les vuelvan a dar candidaturas a personas simplemente porque
tienen dinero para pagar campañas, por supuesto, fuera de los límites
legales de gasto. Quien aporta dinero para su campaña lo hace porque
espera recuperarlos ilegalmente con creces.
Lo que importa, de acuerdo a los legítimos y originales objetivos de
Acción Nacional, es que quienes se conviertan en legisladores o
administradores públicos sean personas honestas, capaces de desempeñar
mejor esas funciones que los candidatos de otros partidos, que sean “la
mejor oferta”.
Con esta óptica, la cual se supondría que siempre está presente en
los procesos internos de selección de candidatos, el PAN debería ofrecer
a la ciudadanía solamente candidatos ejemplares, sin ninguna tacha ni
duda.
Para los procesos de votación interna de candidatos, los
seleccionados deben ser vistos, tanto por la militancia como por la
ciudadanía, como ejemplares. Lamentablemente en muchas ocasiones no ha
sido así. El candidato es quien forma parte del grupo político que
controla un comité -el “cuatismo” confundido con mutua lealtad- o bien
quien pone buen dinero de su bolsillo, o peor aún de bolsillos de
terceros que harán negocios sucios.
Si se elige a un candidato para gobernador o alcalde, debe tener
suficiente experiencia y capacidad para que cualquiera que vote lo vea
como excelente candidato, no como el amigo de alguien con poder
partidario o representante de facto de grupos económicos, o hasta de la
delincuencia organizada.
Para que la militancia y “los panistas de a de veras” se sientan
respaldados, y no traicionados o burlados, todos, todos los candidatos
deben ser intachables, ellos y la forma en que llegaron a ser
candidatos.
Todo esto es particularmente importante en la designación de
candidatos plurinominales, esos que llegarán al Poder Legislativo sin
hacer nada frente al electorado. En los últimos años, ha habido
demasiados, sí, demasiados casos de personajes, panistas o extraños, que
llegan a los Congresos sin tener el perfil debido, y hasta bajo serias
sospechas de corrupción previa. Esto no debe volver a pasar, ni en un
solo caso.
Las acusaciones, justificadas o no, debida y sobre todo indebidamente
generalizadas por los críticos y los ciudadanos votantes, de que llegan
al poder personas indeseables o de “dudosa reputación”, es
especialmente crítico cuando lo son por un “tú lo serás”. No debe
repetirse en el PAN.
Las elecciones de 2015 son muy importantes para la vida del panismo,
sobre todo de los miles de militantes y simpatizantes actual o
potencialmente desilusionados, para que voten en favor del PAN y vuelvan
a votar.
Todo candidato por Acción Nacional debe ser humanamente digno de
ocupar el puesto de diputado, gobernador o presidente municipal (siempre
nos podemos equivocar, claro), si el PAN quiere perdurar en una “brega
de eternidad”.
Salvador I. Reding Vidaña es Coordinador del Consejo de Plumas Azules.
Fuente: La Nación Online, Organo Informativo Oficial el Partido Acción Nacional.
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